El 19 de febrero de 2017 tuvo lugar en la ciudad brasileña de Cunha, en el Estado de Sao Paulo, la profesión perpetua de Sor Marcilene Aparecida Nunes.
La experiencia vivida como Hermana de la Providencia con el pueblo de Dios fue la de percibir la presencia de la Gracia de Dios que acompaña a su pueblo y, más aún, que lo confía a la responsabilidad de hombres y mujeres para la construcción de su Reino. Por esto Èl continúa llamando y enviando.
Podemos decir que la celebración de los votos perpetuos de Sor Marcilene comenzó ya a fines el año pasado. Fue así que en el mes de diciembre de 2016 hemos animado una semana vocacional en le Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción en la ciudad de Cunha, diócesis de Lorena (SP). La preparación para este evento, el primero en la parroquia, comenzó con la reunión de los coordinadores de las comunidades, diferentes encuentro con los jóvenes, visitas a las familias y un triduo de oración por las vocaciones en 60 comunidades rurales y en la ciudad. La divulgación de este importante evento se hizo también a través de la radio de la ciudad de Cunha.
El obispo de la Diócesis de Lorena, Dom Joao Inácio Muller, Padre Fabio, Padre Daniel y Padre Lazzaro, acogieron esta fiesta como un verdadero evento de la Iglesia. De la misma manera, desde diciembre los sacerdotes y todos los líderes de la comunidad, lo consideraron como propio y se comprometieron a realizarlo de la mejor manera posible.
Durante la semana precedente a la solemne fiesta, tuvimos reuniones con los responsables de la liturgia, con los organizadores de la fiesta, con la gente que trabajaba en la cocina, etc. Y se hizo un triduo vocacional en Matrix, a fin de que este momento fuese vivido por todos como un tiempo de gracia. Los diferentes grupos se prepararon muy bien y dieron lo máximo de sí mismos. Así la celebración eucarística, en la que Sor Marcilene hizo su entrega total a Dios y pronunció su sí para servir por siempre a su Reino en la Familia de la Providencia, ha sido un verdadero encuentro de Dios con su pueblo. El coro, con sus cantos acompañados por varios instrumentos, entre ellos las trompas, despertó en Sor Marcilene y en todos los presentes la verdadera y conmovedora experiencia de entr4ega de su propia vida a Dios como consagrados por medio del bautismo.
El obispo, Don Joao Inácio, presentó a Sor Marcilene a todos cuantos allí estaban presentes, con una homilía muy sencilla y concreta. Exhortó a la festejada a mantener siempre viva la luz de su amor por el Esposo Jesús, a permanecer siempre con Él, de modo que todos los actos sean cumplidos según su voluntad. Invitó también a todos los participantes a no permitir que la llama de la fe se apague en su vida. En realidad, su homilía fue como el diálogo de un padre con sus hijos.
La familia de Sor Marcilene participó con gran alegría y fe en este importante momento de la vida de nuestra Hermana. El abuelo, anciano y enfermo, con visible gozo llevó hasta el altar el anillo de la consagración religiosa, sobre una silla de ruedas empujada por su nieto; éste fue un momento de enorme emoción, de lágrimas para nuestra Hermana, para los familiares y para todos los presentes.
Esta experiencia dejó en nosotras una profunda gratitud para con la divina Providencia que nos ha acompañado y sostenido, que nos ha regalado el don de la vida y de la vocación de Sor Marcilene al servicio del Reino de Dios, como hija del Padre Luis Scrosoppi.
Podemos decir que la mies es mucha, pero también que son pocos los obreros que optan por dedicar su vida a Dios para siempre, para construir su Reino sobre la tierra.
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