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  • C’est très beau de constater que la reproduction du Fondateur est vraiment nombreuse et variée.
    Elle est aussi en une croissance surprenante.
    Comment ne pas penser que tout ceci serait une réponse au centuple à la soif de l’humilité d’un homme réservé qui n’a jamais accepté d’être photographié ?
    En contemplant la longue série des images du Père Louis, sa figure est toujours bien représentée dans le double aspect de l’amour de Dieu et du prochain.
    Nous pouvons trouver dans les diverses images :

    · La profondité contemplative de son âme confirme les simples expressions tracées dans les témoignages.
      Dieu fut toujours au centre ou au sommet de ses pensées.
      Il apparait avec la pensée et le cœur toujours tournés vers Dieu.                                       
      Son cœur ardent d’amour pour le Seigneur.

    · L’héroïsme de sa charité féconde et opératrice comble sa vie d’apôtre infatigable.
     Tous ceux qui l’approchent reçoivent réconfort et encouragement.  
     Le Père ne repousse jamais personne.      
     Il a appris la générosité du cœur de Jésus, et est   ouvert surtout envers les affligés dans l'esprit. 
     Une mère aussi tendre n’aurait aussi fait autant à sa fille.      

    Maintenait, dans le Règne de Dieu, Père Louis se réjouira de nous voir autour des enfants, des malades, sœurs de chaque langue, race qui le connaissent, l’aiment, l’invoquent. Pour tous, même encore aujourd’hui, il a une parole, un regard, une caresse.
    Pour tous surement il donne une grande bénédiction.                              
  • Dans le Friuli, la famine, la faim et les maladies et les guerres marquèrent les années 1813-1817: des années agricoles sont allées en mal, pas même le « sorgho rouge », l’aphte épisodique, la famine en montagne, des pluies en continuations en 1816, le changement de la garde entre les français et les autrichiens, la variole et la typhoïde en 1817 qui seulement a Udine firent deux milles victimes sur dix-sept mille habitants.
    Un philippin, père Gaétan Salomoni, ouvrit à Udine la «Maison des Abandonnées», sous la protection de la Vierge Marie et de saint Gaétan de Thiene, le saint de la Providence. Là il recueillait les fillettes orphelines ou très pauvres ou abandonnées: il leur donna de quoi manger et s’habiller, les enseigna à lire, à écrire et à faire des comptes, en plus de broder et coudre. Les premières étaient au nombre de dix-sept, en 1817 elles sont déjà quarante, elles ont moins de douze ans.
    Des couturières et brodeuses sont les premières « maîtresses » volontaires frioulanaises : Sandra Marpillero de Venzone et Marguerite Gaspardis de Sevegliane.
    En 1819 père Charles est appelé à donner une main comme économe, devenant en 1822 directeur. Après l’abbé Jean-Baptiste Bearzi d’Udine, en 1929 l’abbé Louis est nommé vice-directeur.
    Ce n’était pas facile continuer la Maison en ces années, ni pouvoir à la subsistance des filles. Déjà étant servant de Messe saint Louis s’était fait mendiant sur les routes de Frioul, pour donner un coup de main à son frère. Mais, après que la direction lui ait été confiée, les entrées se consolidèrent.
    Certes, par mérite de la Providence, en qui saint Louis eut une foi inébranlable, mais aussi pour son initiative: avec les charrettes il parcouru plusieurs routes des villages Frioulanais, récoltant les offrandes et les denrées alimentaires. Non pas rarement, s’attirant des injures et aussi être frappé. L’on raconte d’un tel qui lui flanqua une gifle, le retenant comme un fainéant: «ceci est pour moi- fut la réaction du saint-, mais maintenant pour mes filles fillettes que me donnes-tu?»
    Etonné de l’attitude de saint Louis, cet énergumène (agité) le combla de denrées alimentaires et devint un bienfaiteur de l’œuvre.
    Ce furent des centaines et des centaines de filles secouru par la Maison; à elles ont été ajoutés les jeunes accueillis dans la Maison de Pourvoyance, laquelle assurait non seulement une éducation humaine et religieuse, mais aussi une préparation professionnelle, de telles sortes qu’elles puissent affronter la vie avec dignité.
    C’est le même saint Louis, ensemble avec ses collaboratrices, après Sœurs de la Providence, à enseigner les leçons de catéchèse, mais aussi d’astronomie, en plus de la géographie et de l’histoire.
  • AMOR DE DIOS

    El Corazón de Jesús les dice continuamente: ¡Ámenme y hagan que los demás me amen”.

    Tengan solamente a Dios en la mente y en el corazón, todos los días, de la mañana a la noche.

     Un alma amante de Jesús no se deja abatir ni vencer por ninguna dificultad, porque siempre el amor es fuerte como la muerte, combate con ella y no se deja vencer.

    Hemos sido creados para transformarnos en Dios
    Hemos sido creados para amar a Dios
    Hemos sido creados para poseer a Dios

    Dediquémonos a amar a Dios, porque si lo amamos ¡lo hemos de poseer!

    Si nuestro fin es conocer a Dios ¿cómo no habría de ser también amarlo? Porque no es posible conocer la belleza y no amarla.

    Dios nos ama. Dios está dispuesto a amarnos para siempre, aunque nosotros seamos indignos de su amor.

    Vuestro corazón no es vuestro. Dios se lo está pidiendo.

    El amor trae consigo todas las virtudes y no hace sentir las penas de la vida.

    Que el salir del sol nos encuentre haciendo actos de amor a Dios y su ocaso nos halle estrechamente unidos a Él.

    Para reparar el tiempo quje no hemos amado a Dios, aumentemos los actos de amor hacia Él.

     Dios no esperó nuestro amor, se adelantó a dárnoslo.

    ¿Queremos estar seguros del amor de Jesús? Elevemos la mirada y veámoslo colgado en la cruz.

    Tratemos de enfervorizarnos en el amor del Señor teniendo siempre ante los ojos el Crucifijo.

    Un alma que ama a Dios no desea otra cosa que sacrificarse por Él y toda pena para ella es un hogar..

     


    AMOR HACIA EL PRÓJIMO

     

    Caridad, caridad con todos; no olviden que ustedes son religiosas para practicar la caridad.


    La caridad es la reina que se asienta sobre el trono de la humildad y todas las demás virtudes a su lado son como sus doncellas.

    Hijas mías, devolvamos bien por mal. Así nos ha enselado Jesús, si queremos imitarlo.

    Hijas mías, vuestros ojos y vuestros corazones deben ser sencillos, rectos, y tienen que nutrirse siempre de miel.

    El primero de sus deberes es el de amar tiernamente a las enfermas, reconociendo en ellas a la persona llena de dolores de nuestro Salvador Jesucristo

    Vuestra caridad debe ser una copia de la caridad que nos tiene nuestro Padre celestial.

    No pretendan ser como las piedras de los hitos que muestras a los demás la ruta hacia ellas si están firmes en un solo lugar; por el contrario, esfuércense cada día por dar pasos hacia delante en las virtudes.

    Haga todo y sólo por el Señor, sirviéndole con mucho esmero y humildemente en estos pobres enfermos.

    Debes sentir gusto por servir a tu divino Esposo en la persona de estos enfermos y tendrás un paraíso anticipado.

    Muy querida hija, mira siempre a estas jovencitas como confiadas a ti por su divino Esposo y considéralas como la pupila de sus ojos.

    Que no nos importen tanto nuestras comodidades, más bien sacrifiquémonos voluntariamente para corresponder a nuestra santa vocación que es únicamente la gloria del Señor y la santificación de las almas.

    Te dejo en los Sagrados Corazones de Jesús, María y José en los que con frecuencia queremos encontrarnos.


    CONFIANZA EN LA DIVINA PROVIDENCIA


    Abandónense En la Providencia con mucha fe.

    Morir sí, pero ofender al Señor con la desconfianza ¡no, no y no!

    Confianza en Dios y abandono total en Él que es nuestro Padre.

    El Señor ayuda y jamás abandona al que confía en Él.

    Adoremos las disposiciones del Señor y llegaremos a ser grandes santos.

    Ten siempre ante los ojos a tu divino Esposo…

    Te dejo bien unida a los Sagrados Corazones de nuestros Amores.

    Que el Señor continúe bendiciéndote y te conceda la gracia de la santa perseverancia.

    Siéntete alegre en el Señor y no tendrás ningún temor.

    El Señor todo lo puede y, cuando quiere una cosa, nos da también los medios para lograrla.

    Permanezcamos siempre unidos a nuestro buen Dios y nos sentiremos contentos en todo lugar y en todas nuestras ocupaciones,

    Recibe todo9 de las manos del Señor, porque Él lo dispone todo de la mejor manera.

    Que el Señor la bendiga y tú confía en Él que es la misma caridad.

    Confiemos en el Señor y con la confianza, a imitación de nuestro santpo Padre Cayetano lo honraremos de la manera que a Él más le agrada.

    En las grandes y muchas ocupaciones piense que no está sola sino que está con su divino Esposo.

    SANTIDAD

    Que en nosotros todo sea santo, de la mañana a la noche.

    El Señor te quiere muchísimo, el Señor te quiere toda suya, te quiere santa.

    La dejo en compañía de su Jesús.

    Sólo tenemos un asunto que tratar cada día, y es nuestra santificación.

    Tome las cosas como que vienen del Señor, por nuestra santificación.

    Las virtudes no se pueden practicar si no se presentan las ocasiones para ejercitarlas.

    Le recomiendo que esté en la presencia del Señor y que haga frecuentemente durante el día cualquier acto de amor hacia Él

    Hijas mías, sean pequeñas, porque cuando uno más bajo está, Jesús se acerca con más cariño, Jesús se consuela. ¡Pequeñitas, pequeñitas, hijas mías!

    Hijitas, busquen siempre el último lugar porque allí encontrarán a Jesús. Que sólo Él sea testigo de sus sacrificios.

    Las cruces producen frutos maravillosos y es un verdadero honor estar crucificados con Jesús y por Jesús.

    Que el Señor la bendiga y le conceda aquella felicidad que también en la tierra la hará gozar de un paraíso anticipado.

    Su trato con todos debe ser humilde, dulce y respetuoso.

    La humildad es el fundamento de la perfección cristiana.


    LA VOLUNTAD DE DIOS

    ¡El pensamiento a Dios, el corazón a Dios, la mano para Dios!

    Paraíso, paraíso… Solamente allá tendremos todo y amaremos por siempre al Señor.

    Trata de caminar siempre en la presencia de tu divino Esposo y hacer todo lo que a Él le agrada.

    Dejemos que el Señor actúe. ¡Abandonémonos totalmente a Él!

    Oremos y resignémonos a todo lo que el Señor se digne disponer para nosotros.

    Pongámonos como instrumentos en las manos de la divina Providencia y dejemos que haga de nosotros lo que más le plazca.

    Entréguese a la divina voluntad como un cuerpo muerto, así hallará tranquilidad de espíritu y nada la perturbará.

    Rece a fin de tener la luz necesaria para conocer la voluntad del Señor.

    Que el Señor haga de mí lo que quiera. No pido otra cosa sino que fiat voluntas tua.

    La prueba de que se ama a Dios es padecer por su amor.

    El Señor permite todo por nuestro bien y quiere también que del mal consigamos el bien para mayor gloria suya.


    PENSIAMENTOS VARIOS

    Dándote la santa bendición te dejo en los Sagrados Corazones de Jesús, María y José.

    Ten siempre la mirada dirigida a la Virgen y en su honor haz actos de perfecta conformidad con su divino Hijo.

    Recurre con gran confianza a nuestra Mamá, la Virgen, en todas tus necesidades.

    En tus necesidades espirituales ten siempre como tu Maestro a San José.

    Siga confiando en San José, verá que no dejará de protegerla en todas sus necesidades.

    Confíe en nuestra divina Madre y en nuestro querido padre San José.

    Cada día te tendré presente en el Altar.

    Mira al Santísimo Corazón de Jesús que, abierto, te invita a entrar en él; allí encontrarás luces y consuelos celestiales.

    Veo que el Señor te quiere muchísimo dándote muchas ocasiones para atesorar para la vida eterna.

    Gran humildad y caridad, gran mansedumbre en todo encuentro, y todo saldrá bien.

    Que el buen Dios te conceda todo tipo de felicidad, ahora que estamos acercándonos a las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

    Estando ya cerca de las fiestas de Pascua, se las auguramos felices y llenas de los más selectos consuelos en el Señor.

    La venida de Jesucristo es un testimonio del entrañable amor de Dios para con nosotros.

    La venida del divino Redentor es una venida del Amor a nosotros, sus criaturas.

    Te dejo en los Sagrados Corazones de Jesús, María y José, en los que queremos encontrarnos con frecuencia.

  • Efectivamente, las Hermanas de la Providencia continúan difundiendo su mensaje de total confianza en Dios y de un incondicional amor a los pobres, a los niños y a los adultos, enfermos, ancianos y a las familias pobres. En Italia, Brasil y Uruguay, en Togo, Costa de Marfil y Benin, en la India, Bolivia, Rumania, Moldavia, Myanmar y Tailandia.

    Continúa la obra del Padre Luis en la humildad de un fidelísimo servicio diario de sus “fiutis” (hijitas), como le gustaba llamarlas en friulano a sus religiosas.

    San Luis, más que nunca, está ahora vivo en el amor evangélico que impulsa a las Hermanas de la Providencia a traspasar las nuevas fronteras del sufrimiento de esta humanidad inquieta, a transmitir el testimonio más verdadero por la nueva evangelizaciòn, que para el santo friulano tenía un solo nombre y un único método: “Caridad, caridad, salvar las almas y salvarlas con la caridad”.

  • La fama de su santidad se propagó rápidamente entre el pueblo.. No fueron solamente los creyentes los que honraron la muerte de un santo sino también entre los mismos anticlericales. Los cinco diarios no católicos de Udine, liberales, anticlericales y masones, reconocieron la excepcionalidad de su figura de cura. Un testimonio, entre muchos, copiado del diario “Il Friule”, decididamente “tragacuras”, escribió: “Parece imposible, pero esta vez el filántropo es un cura… es don Luis Scrosoppi, un valiente misionero de dios (así, con la “d” minúscula) que se mostró siempre listo para hacer el bien a su prójimo y se preocupó por la institución de varios institutos de beneficencia”. De inmediato comenzaron los agradecimientos, las curaciones físicas y morales atribuidas a su intercesión.

    El proceso ordinario para el reconocimiento de su santidad se desarrolló desde 1932 hasta 1936.

    Sus virtudes heroicas fueron reconocidas oficialmente por Paulo VI el 12 de junio de 1978.

    Juan Pablo II lo proclamó solemnemente beato en la Plaza de San Pedro el 4 de octubre de 1981. El más reciente milagro, oficialmente reconocido por la Iglesia, necesario para la etapa de la canonización, se cumplió a favor de Meter Chungu Shitima, de Zambia. Siendo estudiante en el Oratorio de San Felipe en Sudáfrica, se enfermó de polineuritis periférica en los miembros inferiores y de síndrome caquéctico, es decir se trataba de SIDA en fase Terminal. Los mismos médicos que fuera llevado a su casa en Zambia para que muriese en familia. La comunidad del Oraotorio, los fieles de la parroquia y la misma familia comenzaron a pedir por la curación de Chungu por intercesión del Padre Luis, de quien Chungu era muy devoto. Una noche soñó con el Padre Luis quien le aseguró que tendría curación. Al día siguiente se levantó y comenzó a sentirse bien, como antes de caer enfermo. Ahora se encuentra él de nuevo en Sudáfrica ¡y es sacerdote!

    Juan Pablo II reconoció oficialmente la santidad del Padre Luis en el Consistorio público del 23 de marzo de 2001. La solemne canonización tuvo lugar el 10 de junio de 2001 en la Plaza de San Pedro ante la presencia de miles de provenientes de su Friuli y de todas partes de Italia y del mundo, donde aún hoy, y siempre con el mismo celo por los pobres, trabajan sus amadísimas Hermanas.
  • La muerte del Padre Luis fue ejemplar. Había pedido llegar a ser una copia de Cristo y su última enfermedad fue una especie de Calvario, hecho de sufrimientos físicos y morales, que él supo afrontar con un espíritu de total abandono en Dios.

    Se había preparado con el “noviciado para el Cielo”, bajo la dirección de Sor Agustina a quien le había pedido que le echara en cara sus defectos y culpas además de imponerle penitencias duras y humillantes. Para lograr vencer su falta de sumisión, el santo se puso de rodillas, implorándole en virtud de la santa obediencia que fuera su maestra de noviciado: “Ayudémonos mutuamente a ser santos”, le decía para animarla.

    La enfermedad y la muerte no lo hallaron sin preparación, aunque el médico luchó para convencerlo de que debía quedarse en la cama: Tenía demasiados “asuntos que despachar” y no había motivo para dar tanta importancia “a una enfermedad tan insignificante como ésta”, decía.

    Se trataba de un pénfigo, una forma grave de dermatitis purulenta. Decía: “Así quiere nuestro Padre que está en los cielos que sean las cosas, y así también nosotros debemos tomarlas”.

    Asimismo, en los momentos de mayor sufrimiento: “Bonum mihi, Domine, quia umiliasti me” (Te agradezco, Señor, porque me has humillado).

    Las Madres superioras de las casas, por turno, se acercaron a su cabecera, que se convirtió en su última cátedra de santidad. A cada una, indefectiblemente, le daba su despedida más cariñosa: “A rivederci un Paradiso”. Despuésm una noche, se le aparecieron las santas Ana, , Marta y las tres santas (María Magdalena, María Cleofa y María Salomé): “Las he venerado siempre -le confesó a Madre Cecilia, ala General-, esta noche han venido a avisarme”.

    Antes de morir quiso despedirse de todos, inclusive del albañil, el jardinero, el jornalero; los abrazó a todos. Al final su última profecía parea las Hermanas: “La Congregación sufrirá tribulaciones, pero después todo saldrá bien. Debo irme para el mayor bien de la comunidad”.

    Era el 3 de abril de 1884, cuando ya avanzada la mañana, el Padre Luis se unía a la compañía de los santos en el Paraíso.

    En su funeral participó una gran multitud de gente. Sus restos mortales, por su expresa voluntad fueron llevados a la casa de Orzano que él había comprado para la provisión de hortalizas y víveres para la casa de la Providencia de Udine. Era una casa-granja que él visitaba con frecuencia y que la consideraba como un oasis de paz donde final quería descansar.

    El 23 de abril de 1952, la urna con sus restos fue trasladada a Udine, depositada en la iglesia de San Cayetano, en la Casa de la Providencia de Udine, que es la casa madre de las Hermanas de la Providencia.



  • La vida espiritual del Padre Luis era profunda y alimentada de simples y esenciales elementos. Su visión teológica hacía referencia a la teologñia de la kénosis, a la Encarnación de Hijo de Dios, a su humillación, a su inmolación en la cruz.

    El Padre Luis buscaba todos los modos posibles para vivir en su vida esta verdad de fe. Practicó la humildad en sumo grado, dando ejemplo él primero, buscando en todo considerarse nada, deshaciéndose de todas sus propiedades, hasta de su ropa. Al final de su vida se puso bajo la guía espiritual de una de las Hermanas, a quien le pedía que le ayudara a vencer hasta la última resistencia, la que según él era la tentación más peligrosa: el orgullo espiritual de considerarse algo importante por el hecho de ser fundador.

    Y quiso imitar a Jesús en la inmolación, dando toda su vida en favor del prójimo, sin retener absolutamente nada para sí, mortificándose continuamente hasta los límites del exceso.

    Quería ser “una copia de Jesús”, tenía un gran amor por la humanidad del Hijo de Dios, sentía una incontenible sed de Dios que sólo podía saciarla en la Eucaristía.

    No se resistía a fomentar rasgos interesantes de la religiosidad popular. Uno de ellos, entre otros, la práctica de la comunión de los Santos, su devoción a una serie impresionante de santos: desde la Santísima Virgen hasta San José, de San Luis a San Felipe Neri, de San Francisco a San Cayetano de Thiene, a las tres Marías del Evangelio.

    Toda su vida ha sido como un Oratorio compartido con todos los santos, cuya presencia casi física advertía.

    No dejó escritos de gran valor teológico, pero quedan algunos apuntes personales y, sobre todo, numerosas cartas que el santo escribió a sus Hermanas, para animarlas, para seguir su itinerario espiritual; en ellas ha vaciado toda la intensidad de su vida cristiana y sacerdotal; en ellas se puede percibir la esencia de su dinamismo apostólico.

  • El Padre Luis vivió en tiempo que no eran nada fáciles. El ‘800, también en el Friuli, fue una época de grandes turbulencias sociales y políticas y de grandes revoluciones socioculturales. Con la llegada de Napoleón llegaron también los vientos de la revolución, un espíritu iluminístico, un estilo de gobierno con fuertes acentos anticlericales e irreligiosos. Inclusive bajo el imperio austro-húngaro no fue fácil conservar la libertad de religión, que el josefinismo pretendía reglamentar y controlar. El analfabetismo tenía altos porcentajes, sobre todo en el sector femenino. El Padre Luis fue un precursor de la promoción de la mujer, dedicando todas sus energías a las niñas, a las jóvenes y, finalmente, a las Hermanas.

    Otra muestra de la actualidad de su personalidad fue la constante preocupación por conservar la libertad y la autonomía de sus obras, sobre todo la libertad de educación, la autonomía del proyecto educativo para su Casa, contra las intenciones del gobierno austriaco primero y después del gobierno italiano que querían tenerlo bajo su control. Era mejor no recibir ningún reconocimiento antes que estar sometidos a tutelas extrañas. Era mejor renunciar inclusive jugosas subvenciones públicas antes que renunciar a la libertad de educación.

    A favor de las Hermanas no cesaba de reivindicar la dignidad y defender lo que estaba ya hecho, pidiendo a diversas instituciones que reconocieran su valor.

    Y cuando los diferentes regímenes que se iban sucediendo amordazaban a la Iglesia él no tenía miedo y se ponía abiertamente de parte del Obispo y del Papa.

    No fue un santo aislado, sino que participó en todas la dificultades de la Iglesia local apoyando moralmente e inclusive financieramente las diversas iniciativas, a pesar de que él mismo y sus obras de caridad necesitaban lo mismo. Tenía una visión abierta y de futuro, tanto que, por ejemplo, fue uno de los más convencidos promotores de la prensa católica. Participó personalmente firmando muchas letras de cambio para apoyar el nacimiento de un diario católico en Udine, único en medio de otros cinco, liberales y abiertamente masones y anticlericales. Vivió en contacto con los mejores espíritus católicos del tiempo, tanto en el campo social como cultural.

    Además de la comunión con su Iglesia, demostró prácticamente un espíritu misionero abierto que le permitió corresponder prontamente a las solicitudes de presencia de sus Hermanas en lugares cada vez más lejanos, primero en localidades friulanas, después en el Trentino, el Tirol y en Istria. Lo importante era ponerse la servicio de los pobres, que para él eran la encarnación viviente de Cristo.



  • Las Hermanas de la Providencia fueron las primeras e indispensables compañeras de aventura de San Luis, primero simples voluntarias friulanas, llamadas a darle una mano. Luego, poco a poco, fue madurando la decisión de fundar una comunidad religiosa, ya en 1845. Estando aún en vida su hermano se pensaba en una agregación unida a otra “familia”, a las Hermanas del Padre Antonio Rosmini, de quien el Padre Carlos era amigo y a quien don Luis admiraba por sus escritos y sus obras, o quizás alguna otra congregación.

    Pero la cosa jamás pudo atracar en ningún puerto. Eran señales de la Providencia, le decía San Luis a su hermano, que al final le dio la orden para que él buscara las alternativas por cuenta propia.

    Y fue así que surgió la congregación de las Hermanas de la Providencia bajo la protección de San Cayetano de Thiene, el santo de la Providencia. En realidad, el Padre Luis, muy devoto de muchos santos, las pondrá bajo la protección de la Sagrada Familia de Nazareth, la Virgen Santísima y San José, la “tierna Madre y guía”. El hijo de Dios, presente en la Eucaristía, único punto de referencia.

    Las primeras colaboradoras eran almas sencillas y generosas, totalmente consagradas a Dios y al prójimo. Así quería que fueran “sus” religiosas: dóciles instrumentos de la Providencia en la valoración plena de su feminidad. No era una padre-patrón de las Hermanas sino su humildísimo “siervo”, como quería serlo también de los pobres y de los enfermos.

    Y las quería valientes. Afuera por las calles de Udine en 1848, cuando se enardecían el cerco y los bombardeos austriacos, para socorrer a los heridos sin importar que fueran de un frente o de otro. ¿Miedo de morir? Claro que sí, pero se vencía el miedo a la muerte por el amor de Jesús. Luego de bendecirlas, les decía, si Dios quiere, “Arrivederci in Paradiso”, ¡hasta que nos volvamos a ver en el Paraíso!

    Afuera, por los caminos del Friuli en 1855, cuando arreciaba el cólera y los pobres morían como moscas, las Hermanas iban a buscar a los enfermos en sus casas y los curaban, sin ningún temor de contagiarse de las enfermedades.

    Además de que estuvieran fuertes espiritualmente, las quería también profesionalmente bien preparadas. Previendo los bombardeos austriacos y de la necesidad de socorrer a los heridos, el Padre Luis se preocupó de llamar al Dr. Giacomo Zambelli, para que preparara a las Hermanas y les diera los elementos indispensables de enfermería. La misma preocupación que tuvo para cualquier otra actividad de caridad: abrió una escuela profesional para las Hermanas que tenían que enseñar; a otras las envió para que aprendieran asistencia hospitalaria, además de prepararse en cuanto al lenguaje de sordomudos y entrenamiento para la atención de los enfermos mentales. Y toda nueva iniciativa era estudiada en sus particularidades para que nada fuera improvisado.

  • La Providencia en la compañera fiel de San Luis, era su punto de referencia olmo y seguro.

    Ministras su amadísimo y muy estimado hermano Carlos aún vivía, don Luis trabajaba en la sombra, pero eficiente en la conducción de la casa, verdadero animador social y espiritual del grupo de mujeres que se habían reunido en torno a él para trabajar como voluntarias en la obra.

    En 1854 muere su hermano Carlos y el Padre Luis debe asumir sobre sí toda la responsabilidad de la Casa y toma decididamente la guía de las Hermanas de la Providencia.

    Fueron años muy duros los que se tuvo que pasar bajo las espuelas de Napoleón, un opresor y confiscador de los bienes de la Iglesia; amargo también el tiempo que se tuco que pasar bajo el gobierno de Austria que practicaba un “josefinismo” que frenaba, y no poco, la acción de la Iglesia; muy adversos fueron también los años del resurgimiento italiano después de 1866, bien marcados por el liberalismo, anticlericalismo a ultranza y la masonería. No resultaba fácil gobernar la Casa, no era sencillo llenar tantas bocas, se necesitaba mucho esfuerzo para salvaguardar la libertad de educación y la libertad religiosa.

    La Casa vivía de la caridad, inclusive cuando se prohibió que se andara pidiéndola por las calles y poblados. Había momentos en que las Hermanas de la cocina se desesperaban por la falta de materia prima, inclusive faltaba la harina y la polenta. Don Luis las reconfortaba, iba a la Iglesia a rezar a San Cayetano y a los demás santos y luego volvía y le decía a la Hermana que fuera a sacar harina, donde antes no había nada. Pero entonces, milagrosamente, la había y alcanzaba para todos.

    No uno sino muchos episodios como éste contaban las Hermanas y nos hacen comprender la relación privilegiada que el santo tenía con la Providencia.


  • En el Friuli la carestía, el hambre, las enfermedades y las guerras marcaron los años de 1813 a 1817: las cosechas de esos años fueron de mal en peor, ni siquiera el “sorgo rojo”, la aftosis que atacó a los animales, la carestía en los lugares montañosos, las continuar lluvias en 1816, el cambio de guardia entre franceses y austriacos, la viruela y la tifoidea en 1817 que sólo en Udine dejaron alrededor de 2.000 víctimas en una población de 17.000 habitantes.
    Un filipino, el P. Gaetano Salomoni, abrió en Udine la “Casa delle Derelitte”, poniéndola bajo la protección de la Virgen y de San Cayetano de Thiene, el santo de la Providencia. Allí acogió a las niñitas huérfanas y muy pobres o abandonadas; les daba de comer y las vestía, les enseñaba a leer, a escribir y a hacer cuentas, además de bordados y costura. Las primeras eran 19, en 1817 eran ya 40 que tenían menos de 12 años. Costureras y bordadoras eran las primeras “maestras” voluntarias friulanas: Sandra Marpillero de Venzone y Margarita Gaspardis de Sevegliano. En 1819 se llamço al Padre Carlos para que les diera una mano como ecónomo que en 1822 se convirtió en Director. Después don Juan Bautista Bearsi de Udine, y en 1829 el Padre Luis nombrado subdirector.

    En auqellos años no era fácil llevar adelante uan casa de ese tipo ni dar alimentación a las chicas. Ya cuando era seminarista San Luis salía por los caminos del Friuli a pedir limosna, para dar una mano a su hermano. Pero después que de hecho la dirección de la casa quedó en sus manos, los ingresos se consolidaron. Sin duda alguna merced a la Providencia, en quien San Luis siempre tuvo una fe inquebrantable, pero también, por su propia iniciativa, con un carrito recorría muchas calles de los poblados friulanos recogiendo ofrendas y productos alimenticios. Con cierta frecuencia se ganaba insultos y también golpes. Se cuenta que cierto tipo le dio una tremenda bofetada porque lo consideraba un sinvergúenza: “Esto es para mí -fue la reacción de un santo- pero ahora ¿qué me va a dar para mis niñas?”. Estupefacto por la actitud de San Luis, aquel energúmeno le llenó de productos alimenticios y se convirtió en un bienhechor de la obra.

    Fueron centenares las chicas a las que recibió en la casa; a ellas hay que añadir también a las jóvenes que fueron recibidas en la Casa del Provvedimento, s quienes se les aseguraba no solamente una educación humana y religiosa, sino también una preparación profesional de modo que después pudieran hacer frente a la vida con dignidad. Fue el mismo San Luis junto a sus colaboradoras, después Hermanas de la Providencia, que les daba clases de catecismo y también de astronomía, geografía e historia.

  • El Oratorio de San Felipe se hallaba en el corazón de Udine, contiguo a la iglesia de Santa María Magdalena.
    Uno y otra en el ‘800 tuvieron que atravesar por adversidades de todo tipo: supresión por parte de Napoleón que había llegado al Friuli en 1797 para regresar después de un breve paréntesis austrohúngaro, siendo ambos confiscados por los italianos, después de su llegada al Friuli en 1866. De ellos no quedó ni rastro y en su lugar fue construido en Correo central después que la iglesia había sido reducida a gimnasio, después que todos sus objetos de valor, inclusive los altares, fueron puestos a subasta.

    El Oratorio fue un centro espiritual y cultural importante para Udine, allí trabajaron sacerdotes de reconocida por su elevada cultura que hicieron de él un centro de gran referencia espiritual. Las diversas supresiones y confiscaciones lograron anularlo.
    Para su reconstrucción de nada sirvieron ni la firmeza del Padre Carlos ni la tozudez del Padre Luis, que a sus 42 años, siguiendo el ehemplo del hermano mayor, se hizo también filipino.
    Después de la muerte de Carlos, el Padre Luis hizo lo imposible para volver a dar vida al Oratorio, vendió todo el patrimonio que había recibido como herencia de su familia tratando de conseguirlo, pero el gobierno italiano lo desahució y confiscó todos sus bienes, obligándolo a pedir alojamiento a las Hermanas de la Providencia.

    El Oratorio fue una de las pocas iniciativas que el santo no logró concretar.
  • San Luis Scrosoppi es el primer santo friulano después de 1200 años. El último fue el santo Patriarca Paulino de Aquileia, muerto el año 802. San Luis es también el primer santo de la familia filipina, después de San Felipe Neri.

    Fundador de las Hermanas de la Providencia, Luis Scrosoppi se ha convertidfo en el protagonista a lo largo del ‘800.

    Nacido en Udine en 1804, tercero de los tres hermanos vivos, fue el tercer sacerdote de la familia. Carlos, el primero, nacido del primer matrimonio de mamá Antonia Lazzarini con Francesco Filaferro, que murió en el exilio en Klagenfurt; después de haber ingresado al seminario, se hace filipino. Juan Bautista, nacido del matrimonio con Domenico Scrosoppi, un orfebre de Udine, también é entra al seminario y se hace sacerdote diocesano.

    Luis sigue los pasos de sus hermanos y entra al seminario de Udine; cumple con mucha diligencia y aprovechamiento todo el currículo de estudios, como resultado de muy buenos profesores. Fue ordenado sacerdote en la catedral de Udine el 31 de marzo de 1827.

    Primeramente celebra y predica en la iglesia de Santa María Magdalena contigua al Oratorio filipino de su hermano Carlos. Su primera predicación fue sobre la humildad, la segunda sobre la Misericordia de Dios y la tercera sobre el ingreso de las almas de los justos en el Paraíso.
  • Al Padre Luis y a las primeras Hermanas de la Providencia les tocó vivir un tiempo muy problemático; en efecto, durante el 1800 el Friuli fue atormentado por cambios sociales y políticos y notables transformaciones culturales.

    En los primeros 70 años del siglo XIX el Friuli fue escenario de nada menos siete guerras que sembraron por doquier carestía y epidemias como el tifus, la peste, el cólera, la viruela y la tuberculosis, enfermedades que causaron por todas partes miseria y muerte.

    El Padre Luis era originario de esta tierra, era parte de esta gente, de esta historia, y llevaba en sí los signos de una sociedad atormentada, por lo que decidió entregarse enteramente a obras de caridad.

    Emprendió varias iniciativas; de modo particular se dedicó a la promoción de la mujer; acogió y dio refugio a muchas niñas indigentes, pobres y/o huérfanas, ofreciéndoles una casa y cuidados, sobre todo en cuanto a su educación e instrucción; preparó a muchas jóvenes en lo humano y profesional para que pudieran después tener una vida digna.

    Estaba presente con su generosidad en las emergencias de la ciudad: heridos de guerra, enfermos, abandonados y necesitados. Esas emergencias fueron las que determinaron después la apertura hacia otros ámbitos de servicio en los que se ocuparon sus religiosas.

    Además, no dejaba a un lado la colaboración en otras obras que iban naciendo en la ciudad para el bien físico y moral de la población. Todo ello valiéndose de la colaboración de algunas mujeres a quienes capacita y prepara como maestras y enfermeras. Ellas serán las futuras Hermanas de la Providencia que se involucran en la obra de caridad que había comenzado y que habría de extenderse y continuar a través del tiempo.

    Hoy las hijas de San Luis trabajan en varias partes del mundo, dedicándose a los pobres con amor y capacidad siguiendo las huelas del fundador.

  • AMOR DE DEUS

    O Coração de Jesus diz continuamente: amai-me e fazei-me amar!  

    Deus vos tem em mente e no coração todos os dias, da manhã à noite.

    Uma alma amante de Jesus Cristo não se deixa abater e nem vencer por nenhuma dificuldade, porque sempre o amor é forte como a morte, luta com ele mas não se deixa vencer.

    Somos criados para transformarmo-nos em Deus. 
    Somos criados para amar a Deus.    
    Somos criados para possuir Deus.
    Dediquemo-nos a amar a Deus, porque amando-o o possuiremos.

    Se o nosso objetivo é conhecer a Deus, como não deve ser também aquele de amá-lo? Porque não é possível conhecer a beleza e não amá-la.

    Deus nos ama. Deus está disposto a nos amar para sempre, apesar de sermos indignos de seu amor.

    O vosso coração não é vosso? Deus lhe pergunta.

    O amor atrai a si todas as virtudes, e não faz sentir o peso das dificuldades da vida.

    O nascer do sol nos encontre em atos de amor a Deus e, ao pôr do sol estreitamente unidos a Ele.

    Para reparar as nossas faltas de amor a Deus, aumentamos os atos de amor para com ele.

    Deus não esperou o nosso amor, mas antecipou-o.

    Queremos assegurar-nos do amor de Jesus? levantemos os olhos e olhemo-lo pendurado na cruz.

    Vejamos de inflamarmo-nos no amor do Senhor, tendo sempre diante de nossos olhos o crucificado.

    Uma alma que ama Deus não deseja senão, sacrificar-se por Ele, e cada reprovação para ela é benvinda. 


    AMOR AO PRÓXIMO

    Caridade, caridade com todos: não se esqueça de que vocês são irmãs para praticar a caridade.

    A caridade é a rainha sentada no trono da humildade e, todas as outras virtudes estão ao seu lado, como tantos anjos.

    Minhas filhas, façamos o bem, ele deve prevalecer sempre sobre o mal. Assim Jesus Cristo nos ensinou, se queremos imitá-lo.

    Minhas filhas, os vossos olhos, vossos corações sejam simples retos e sempre nutridos de mel.

    O primeiro dos vossos deveres seja o de amar com ternura os doentes, reconhecendo neles a pessoa dolorosa de nosso Salvador Jesus Cristo.

    A vossa caridade seja uma bonita cópia da caridade, que exerce o nosso Pai Celeste.

    Não quereis ser como líderes influentes que indicam aos outros o caminho, mas eles mesmos não estão firmes. Esforçai-vos todos os dias para dar passos no caminho da vivência das virtudes.

    Faça tudo e só para o Senhor, servindo-o cuidadosamente e humildemente nestes pobres doentes.

    Sinta o prazer em servir o teu divino esposo na pessoa destes doentes, e terás o paraíso antecipado.

    Querida filha, olha para estas meninas como se te fossem entregues pelo teu divino esposo e, as tenhais como a pupila dos teus olhos.

    Deixemos as nossas comodidades e sacrifiquemo-nos com boa vontade para corresponder a nossa santa vocação, que é só a glória do Senhor e a santificação das almas.

    Vos deixo nos Sagrados Corações de Jesus, Maria e José nos quais muitas vezes, queremos encontrar-nos.


    CONFIANÇA NA PROVIDÊNCIA

    Abandonai-vos à Providência com muita fé.

    Morrer sim, mas ofender o Senhor com a desconfiança, não, não, não!

    Confiança em Deus e abandono completo nele que é o nosso Pai.

    O Senhor ajuda e não abandona nunca quem nele confia.

    Tenha sempre diante dos olhos o teu divino esposo.

    Deixo-te estreitamente nos sagrados corações dos nossos amores.

    O Senhor continue a abençoar-te e te dê a graça da santa perseverança.

    Esteja alegre no Senhor, e não tenhas medo de nada.

    O Senhor tudo pode, quando quer alguma coisa, ele nos dá os meios para alcançá-la.

    Estejamos sempre unidos ao nosso bom Deus, e assim nos sentiremos contentes em todos os lugares e em qualquer ocupação.

    Acolhe tudo das mãos do Senhor, porque Ele tudo dispõe para o melhor.

    O Senhor a abençoe, você confia nele que é a caridade personificada.

    Confiemos no Senhor e, nesta confiança   imitemos o nosso pai São Caetano e o honraremos com amor.

    Nas suas muitas e grandes preocupações pensa que não estás sozinha, mas com o seu divino esposo.


    SANTIDADE

    Que em nós tudo seja santo, desde a manhã até a noite.

    O Senhor te quer muito bem, o Senhor te quer toda para ele, e te quer santa.

    Deixo-a em companhia com o seu Jesus.

    Temos a cada dia, somente uma tarefa a realizar; a nossa santificação.

    Acolhe as coisas como vindas do Senhor, para a nossa santificação.

    As virtudes não podem ser praticadas sem que ocorram ocasiões concretas para serem exercitadas.

    Recomendo-vos de estar sempre na presença do Senhor, e de praticar durante o dia frequentes atos de amor para com Ele.

    Filhas minhas sejam pequenas porque assim sendo, Jesus se aproxima com mais afeto. Jesus vos consola. Pequeninas, pequeninas filhas minhas!

    Buscai o último lugar filhas, e em seguida encontrareis Jesus. Só Ele seja a testemunha dos vossos sacrifícios.

    As cruzes produzem frutos maravilhosos, e é honra ser crucificados com Jesus e por Jesus.

    O Senhor a abençoe e lhe dê a felicidade que também na terra a faz desfrutar de um paraíso antecipado.

    Seu trato com todos seja humilde, doce e respeitoso.

    A humildade é o fundamento da perfeição cristã.


    VONTADE DE DEUS

    Pensamento a Deus, o coração a Deus, a mão para Deus!

    Paraíso, paraíso... só lá encima encontraremos tudo e amaremos para sempre o Senhor.

    Veja de caminhar sempre na presença do seu divino Esposo e de fazer tudo o que lhe agrada.

    Deixemos que o Senhor faça! abandonemo -nos totalmente Nele.

    Rezemos e estejamos resignados com o que o Senhor se dignará a dispor para nós.

    Lancemo-nos como instrumentos nas mãos da Divina Providência que se serve de nós para a sua maior glória.

    Como um cadáver, lançai-vos totalmente à vontade de Deus e terá a paz de espírito e nada te perturbaras.

    Reze para ter luzes para conhecer bem a vontade do Senhor.

    Faça-se o Senhor de mim aquilo que queres, não peço nada que não seja: Faça-se a tua vontade.

    A prova de amar a Deus é aquela de sofrer por seu amor.

    O Senhor tudo permite para o nosso bem, e quer que mesmo do mal saibamos tirar coisas boas para a sua maior glória.


    PENSAMENTOS VÁRIOS

    Deixo-vos nos sagrados corações de Jesus, Maria e José, dando-lhes a santa bênção.

    Tenha sempre os teus olhos voltados a Maria e à sua honra, pratique atos de perfeita uniformidade ao seu divino querer.

    Recorre com grande confiança à nossa Mãe Maria, em todas as necessidades.

    Nas suas necessidades espirituais tenha sempre por Mestre São José.

    Continue a confiar em São Jose, que não deixará de protegê-la em todas as necessidades.

    Confia em nossa divina Mãe Maria e em nosso querido pai São José.

    Todos os dias te terei presente sobre o Altar.

    Olhe para o Sagrado Coração de Jesus que aberto te convida a entrar, onde encontraras luzes e consolações celestes.

    Vejo que o Senhor te quer muito bem, oferecendo-lhe muitas ocasiões para serem acumuladas para a vida eterna.

    Grande humildade e caridade, grande mansidão em cada encontro e tudo irá bem.

    Toda felicidade do bom Deus nos será concedida aproximando-se os feriados de Natal e ano novo.

    Próximos as festas pascais, desejamos-vos estar felizes e preenchidos com as consolações do Senhor.

    A vinda de Jesus Cristo é um testemunho do profundo amor de Deus por nós.

    A vinda do Divino Redentor é uma vinda de amor para conosco, as suas criaturas.

    Deixo-a nos Sagrados Corações de Jesus, Maria e José, nos quais frequentemente queremos encontrar-nos



  • O Oratório de São Felipe encontrava se no coração de Udine, ao lado da igreja de Santa Maria Madalena. Um e outro, no século XIX foram submetidos a desgraças de todo tipo extintos por Napoleão, que chegou a Friuli em 1797 apenas para voltar depois de um breve período no império Austro-Húngaro, foram confiscados um e outro pelos italianos, depois da chegada em Friuli em 1866.   Destes, nenhum vestígio permanece até hoje, em seu lugar foi construído o correio central, e no lugar da igreja foi construído um ginásio a ser usado para escola como também para a prática de esportes. Todos os quadros de santos, imagens e outros objetos pertencentes a igreja foram leiloados.

    O Oratório foi um importante local cultural e espiritual para Udine, lá trabalharam sábios sacerdotes que fizeram dele um espaço de encontro e de crescimento espiritual. As várias supressões e confiscos conseguiram extingui-lo. Sem interesse para a sua recuperação nem a determinação de padre Carlos, até mesmo sem a teimosia do padre Luís que aos 42 anos, seguindo o exemplo de seu irmão mais velho, também se tornou Filipino.

    Após a morte de padre Carlos, São Luís fez o impossível para restaurar a vida no Oratório, vendeu todos os bens da família para ter sucesso, mas o governo italiano expulsou e confiscou tudo, forçando-o a pedir hospedagem para as Irmãs.   O Oratório foi uma das poucas iniciativas que São Luís não conseguiu terminar.
  • A Providência é a companhia fiel de São Luís, a sua referência final e segura. Enquanto estava vivo o seu irmão Carlos amado e respeitado, Padre Luís trabalhava ás sombras para o bom andamento da casa, verdadeiro animador social e espiritual do grupo das mulheres que se reuniram em torno do trabalho como voluntárias.

    Em 1854, morre seu irmão Carlos e Luís deve assumir a liderança da Casa e, definitivamente a responsabilidade pelas Irmãs da Providência. Foram anos duros aqueles sob a espora opressora napoleônica, confiscador de propriedades da igreja; amargos também aqueles anos sobre a Áustria com a prática do "Josephismo", que limitavam muito a ação da Igreja.

    Hostil foram também aqueles anos do ressurgimento italiano depois de 1866, marcados pelo liberalismo e anticlericalismo. Não foi fácil governar a casa, como também prever as necessidades básicas como a alimentação. Era difícil salvaguardar a liberdade de educação e religião. A casa sobreviveu da caridade, mesmo quando foi proibido de ir buscar donativos as estradas e aldeias. Houve momentos em que as Irmãs da cozinha se desesperaram com a falta de matéria-prima, a farinha para a polenta. O Padre Luís as tranquilizou, foi à igreja para rezar a São Caetano e seus outros santos e, em seguida, enviou a irmã a farinha que não estava lá antes. Mas agora, miraculosamente, havia... e para todos. Não um, mas a maioria dos episódios narrados pelas irmãs, dão a entender a relação privilegiada do santo com a Providência.
  • La vie spirituelle de Père Louis était profonde et alimentée d’éléments simples et essentiels. Sa vision théologique faisait référence à la kénose, à l’incarnation du Fils de Dieu, à son humiliation et à son immolation sur la croix.

    Père Louis chercha par tous les moyens de vivre cette vérité de foi : il pratiqua l’humilité jusqu’au dernier degré, donnant le premier l’exemple, cherchant en tout l’oubli de soi, se détachant de chacune de ses propriétés, jusqu'à ses vêtements.  A la fin de sa vie, il s’était mis sous la guide spirituelle d’une sœur en le demandant de l’aider à vaincre jusqu’à la dernière résistance, ce qui lui paraissait une dangereuse tentation: l’orgueil spirituel, le fait de se considérer d’être un fondateur. Et il veut imiter Jésus Christ dans l’incarnation en donnant toute sa vie à son prochain, ne gardant rien pour lui, se mortifiant continuellement jusqu'à l’extrême.

    Il voulait devenir une « copie de Jésus», il avait un grand Amour pour l’humanité du Fils de Dieu. Il montrait une forte soif de Dieu et c’est seulement dans l’eucharistie qu’il réussissait à l’étancher.

    Il ne se dédaignait pas de cultiver les traités intéressants de la religiosité populaire. Un d’entre eux, la pratique de la communion des Saints, sa dévotion à une série impressionnante de Saints : de la Sainte Vierge Marie, à St Joseph, de st Louis de Gonzague à St Philips Néri, de St François à St Gaétan de Thiène, aux les trois Maries de l’Evangile.

    Toute sa vie a été comme un oratoire partagé avec tous les Saints, d’où il percevait leurs compagnies presque physiques.

    Il ne laissa pas de grands écrits théologiques mais, sont restés certains de ses écrits personnels et surtout de nombreuses lettres que le saint écrivit aux sœurs, pour les encourager, pour les accompagner spirituellement, en cela transparait l’intensité de sa vie Chrétienne et sacerdotale, en cela on cueille l'essence de son dynamisme apostolique.
  • AMOUR DE DIEU

    Le cœur de Jésus vous dit continuellement: aimez-moi et faites-moi aimer!

    Ayez Dieu seul à l’esprit et dans le cœur, chaque jour, du matin au soir.

    Une âme amoureuse de Jésus Christ ne se laisse pas abattre, ni vaincre d’aucune difficulté, parce que l’amour est toujours fort comme la mort, combattez avec elle car, elle ne se laisse pas vaincre.

    Nous sommes créés pour nous transformer en Dieu
    Nous sommes créés pour aimer Dieu
    Nous sommes créés pour posséder Dieu.

    Dédions-nous à aimer Dieu, parce qu’en l’aimant nous le posséderons

    Si notre finalité est de connaître Dieu, comment il ne doit pas être aussi celui de l’aimer? Puisqu’il n’est pas possible connaître la beauté et ne pas l’aimer.

    Dieu nous aime.
    Dieu est prêt à nous aimer pour toujours, bien que nous soyons indignes de son amour.

    Votre cœur ne vous appartient pas, Dieu le demande

    L’amour attire à soi toutes les vertus et ne fait pas sentir les peines de la vie.

    Que le lever du soleil nous trouve dans l’amour de Dieu et que son coucher nous trouve strictement unis à Lui.

    Pour faire la réparation au temps que nous n’avions pas aimé Dieu, augmentons les actes d’amour à son égard.

    Dieu n’attendit pas notre amour, mais il le prévint.

    Voulons-nous nous assurer de l’amour de Jésus? Levons les yeux et regardons-Le pendu sur la croix.

    Voyons de mettre de l’ardeur dans l’amour du Seigneur, en ayant toujours devant les yeux le crucifix.

    Une âme qui aime Dieu ne désire que de se sacrifier pour Lui et toute souffrance pour elle est chère.


    AMOUR ENVERS LE PROCHAIN

    Charité, charité avec tous: n’oubliez pas que vous êtes sœurs pour exercer la charité.

    La charité est la reine assise sur le trône de l’humilité et toutes les autres vertus sont à côtés comme beaucoup de servantes.

    Mes filles, faisons le bien pour le mal.

    C’est comme ça que, nous a enseigné Jésus Christ, si nous voulions l’imiter.

    Mes filles, que vos yeux, vos cœurs soient simples, droits et qu’il aient à se   nourrir toujours de miel.

    Le premier de vos devoirs est celui d’aimer tendrement les malades, en reconnaissant en eux la personne affligée de notre Sauveur Jésus Christ.

    Votre charité soit une belle copie de la charité qu’exerce notre Père Céleste.

    Ne soyez pas comme les pierres milliaires qui enseignent aux autres la voie et elles s’en restent fermes, mais vous efforcez vous chaque jour de faire des pas en avant dans les vertus.

    Fais tout pour le Seigneur, en le servant avec empressement et humblement dans ces pauvres malades.

    Aie le goût de servir ton Divin Epoux dans la personne de ces malades et tu auras un paradis anticipé.

    Chère fille, regarde toujours ces jeunes filles comme te les donne ton Divin Epoux et prends soin d’eux comme la pupille de son œil.

    Que nos commodités s’en aillent et que nous nous sacrifions volontiers pour correspondre à notre sainte vocation.

    La seule Gloire du Seigneur est la sanctification de l’âme.

    Je te laisse dans les Saints cœurs de Jésus, Marie, Joseph dans lesquels souvent nous nous voulons trouver (être).


    CONFIANCE DANS LA PROVIDENCE

    Abandonnez-vous à la Providence avec grande foi.

    Mourir oui, mais offenser le Seigneur avec méfiance, non, non, non!

    Confiance en Dieu et abandon complet en Lui qui est notre Père.

    Le Seigneur aide et n’abandonne jamais qui confie en Lui.

    Adorons les dispositions du Seigneur et nous nous ferons grands saints.

    Aie toujours devant les yeux ton Divin Epoux.

    Je te laisse unie dans les saints cœurs de nos amours.

    Le Seigneur peut tout et, quand il veut une chose, il nous donne aussi les moyens pour l’obtenir.

    Restons toujours unis à notre bon Dieu et nous nous trouverons contents en chaque lieu et en chaque occupation.

    Que le Seigneur continue de te bénir et qu’il te donne la grâce de la persévérance.

    Que le Seigneur te bénisse, confie-toi à lui car il est la Charité.

    Prends tout dans les mains du Seigneur, parce qu’il dispose tout pour le mieux.

    Le Seigneur la bénit et tu confie en Lui qui est la charité même.

    Confions nous dans le Seigneur avec la confidence, et imitation de notre Saint Père Gaétan, l’honorerons dans le mode à Lui plus cher.

    Dans tes grandes et multiples occupations, pense que tu n’es pas seule, mais que son Divin Epoux est avec toi.


    LA SAINTETÉ

    Abandonnez-vous à la Providence avec grande foi.

    Mourir oui, mais offenser le Seigneur avec méfiance, non, non, non!

    Confiance en Dieu et abandon complet en Lui qui est notre Père.

    Le Seigneur aide et n’abandonne jamais qui confie en Lui.

    Adorons les dispositions du Seigneur et nous nous ferons grands saints.

    Aie toujours devant les yeux ton Divin Epoux.

    Je te laisse unie dans les saints cœurs de nos amours.

    Le Seigneur peut tout et, quand il veut une chose, il nous donne aussi les moyens pour l’obtenir.

    Restons toujours unis à notre bon Dieu et nous nous trouverons contents en chaque lieu et en chaque occupation.

    Que le Seigneur continue de te bénir et qu’il te donne la grâce de la persévérance.

    Que le Seigneur te bénisse, confie-toi à lui car il est la Charité.

    Prends tout dans les mains du Seigneur, parce qu’il dispose tout pour le mieux.

    Le Seigneur la bénit et tu confie en Lui qui est la charité même.

    Confions nous dans le Seigneur avec la confidence, et imitation de notre Saint Père Gaétan, l’honorerons dans le mode à Lui plus cher.

    Dans tes grandes et multiples occupations, pense que tu n’es pas seule, mais que son Divin Epoux est avec toi.



    LA VOLONTÉ DE DIEU

    La pensée à Dieu, le cœur à Dieu, les mains pour Dieu !

    Le paradis, le paradis… Seul là haut nous trouverons tout et nous aimerons pour toujours le Seigneur.

    Cherche de marcher toujours à la présence de ton Divin Epoux et de faire chaque chose que soit cher à Lui. Laissons faire le Seigneur ! abandonnons-nous totalement à Lui.

    Prions et demeurons résignés à ce que le Seigneur se daignera déposer pour nous.

    Jetons-nous comme des instruments dans les mains de la Divine Providence qu’elle s’en sert de nous selon sa majeure volonté.

    Comme un cadavre, abandonne-toi à la volonté divine et tu auras la tranquillité de l’esprit et rien ne te troublera.

    Prie pour avoir la lumière du bien connaitre la volonté du Seigneur

    Fais de moi Seigneur ce que tu veux, que je ne demande pas autre que ta volonté soit faite

    La preuve d’aimer Dieu est celle de partir pour son amour

    Le Seigneur permet tout pour notre bien et aussi du mal il tire le bien pour sa plus grande gloire.



    LE DIVERSES PENSÉES

    Je te laisse dans les saints cœurs de Jésus, Marie, Joseph, te donnant la sainte bénédiction

    Aie toujours tes yeux tournés vers la Sainte Vierge et à son honneur, fais actes de parfaite uniformité à son Divin Fils.

    Aie recours avec grande confidence à notre Maman, la Vierge Marie, dans chacun de tes besoins.

    Dans tes besoins spirituels, aie toujours Saint Joseph pour ton Maitre

    Continue à te confier en Saint Joseph qui ne manquera pas de vous protéger dans chaque besoin.

    Aie confiance en notre Divine Mère et en notre cher Père Saint Joseph

    Moi, chaque jour je me rappellerai de toi à l’autel

    Regarde le très saint de Jésus qui ouvert, t’invite à rentrer, où tu trouveras lumière et consolations célestes.

    Je vois que le Seigneur t’aime beaucoup, en te donnant plusieurs occasions de hériter la vie éternelle.

    Grande humilité et charité, grande mansuétude dans chaque rencontre et tout ira bien.

    Que le Bon Dieu leur accorde toute félicite à l’approche des fêtes de la nativité et du nouvel an.

    A l’approche des fêtes pascales, nous vous souhaitons d’etre heureuses et remplies des plus élues consolations dans le Seigneur.

    La venue de Jésus Christ est un témoignage d’extrême Amour de Dieu envers nous.

    La venue du Divin Rédempteur est une venue d’Amour vers nous, ses créatures.

    Je te laisse dans les Saints Cœurs de Jésus, Marie, Joseph dans lesquels nous voulons souvent nous trouver.



  • AMORE DI DIO

    Il Cuore di Gesù continuamente vi dice: amatemi e fatemi amare!

    Dio solo abbiate in mente ed in cuore, ogni giorno, dalla mattina alla sera.

    Un'anima amante di Gesù Cristo non si lascia abbattere, né vincere da nessuna difficoltà, perché sempre l'amore è forte come la morte, combatte con essa e non si lascia vincere.

    Siamo creati per trasformarci in Dio.
    Siamo creati per amare Dio.
    Siamo creati per possedere Dio.

    Diamoci ad amare Dio, perchè con l'amarlo lo possederemo!

    Se il nostro fine è di conoscere Dio, come non deve essere anche quello di amarlo? Poiché non è possibile conoscere la bellezza e non amarla.

    Dio ci ama.
    Dio è disposto ad amarci per sempre, quantunque noi siamo indegni del suo amore.

    Il vostro cuore non è vostro, Iddio lo domanda!

    L'amore trae a sé tutte le virtù e non fa sentire le pene della vita.

    Il levar del sole ci trovi in atti di amore di Dio ed il suo tramontare a Lui strettamente uniti.

    Per riparare al tempo che non abbiamo amato Dio, aumentiamo gli atti di amore verso di Lui.

    Dio non aspettò il nostro amore, ma lo prevenne.

    Vogliamo accertarci dell'amore di Gesù? Alziamo gli occhi e vediamolo pendente sulla croce.

    Vediamo di infervorarci nell'amore del Signore, avendo sempre innanzi agli occhi il Crocifisso.

    Un'anima che ama Dio non desidera che di sacrificarsi per Lui ed ogni pena per lei è cara.

     


    AMORE VERSO IL PROSSIMO

    Carità, carità con tutti: non dimenticate che siete suore per esercitare la carità.

    La carità è la regina assisa sul trono dell'umiltà e tutte le altre virtù sono ai suoi lati come tante ancelle.

    Figlie mie, facciamo bene per male.
    Così ci ha insegnato Gesù Cristo, se vogliamo imitarlo.

    Figlie mie, i vostri occhi, i vostri cuori siano semplici, retti ed abbiano a nutrirsi sempre di miele.

    Il primo dei vostri doveri è quello di teneramente amare le ammalate, riconoscendo in esse la persona addolorata del nostro Salvatore Gesù Cristo.

    La vostra carità sia una bella copia della carità che esercita il nostro Padre celeste.

    Non vogliate essere come le pietre miliari che insegnano agli altri la via ed esse se ne stanno ferme, ma sforzatevi ogni giorno di fare dei passi avanti nelle virtù.

    Faccia tutto e solo per il Signore, servendolo premurosamente ed umilmente in questi poveri ammalati.

    Abbi gusto di servire il tuo divino Sposo nella persona di questi ammalati e avrai un paradiso anticipato.

    Carissima figlia, guarda sempre queste giovanette come consegnatele dal tuo divino Sposo ed abbile come una pupilla del suo occhio.

    Vadano le nostre comodità e sacrifichiamoci volentieri per corrispondere alla nostra santa vocazione

    che è la sola gloria del Signore e la santificazione della anime.

    Ti lascio nei SS. Cuori di Gesù, Maria, Giuseppe nei quali spesso vogliamo trovarci.



    FIDUCIA NELLA PROVVIDENZA

    Abbandonatevi alla Provvidenza con grande fede.

    Morire sì, ma offendere il Signore con la diffidenza, no, no, no!

    Confidenza in Dio e abbandono completo in Lui che è nostro Padre.

    Il Signore aiuta e non abbandona mai chi confida in Lui.

    Adoriamo le disposizioni del Signore e ci faremo grandi santi.

    Abbi sempre innanzi agli occhi il tuo divino Sposo...

    Ti lascio stretta nei SS. Cuori dei nostri Amori.

    Il Signore continui a benedirti e ti dia la grazia della santa perseveranza.

    Sta' allegra nel Signore e non temere di nulla.

    Il Signore tutto può e, quando vuole una cosa, ci dà anche i mezzi per conseguirla.

    Stiamo sempre uniti al nostro buon Iddio e ci troveremo contenti in ogni luogo e in ogni occupazione.

    Prendi tutto dalle mani del Signore, perché Egli tutto dispone per il meglio.

    Il Signore ti benedica e tu confida in Lui che è la Carità stessa.

    Confidiamo nel Signore e con la confidenza, ad imitazione del nostro santo padre Gaetano, lo onoreremo nel modo a Lui più caro.

    Nelle sue grandi e molte occupazioni pensi che non è sola, ma che è con il suo divino Sposo.



    SANTITA’

    Tutto sia santo in noi dalla mattina alla sera.

    Il Signore ti vuole assai bene, il Signore ti vuole tutta sua, ti vuole santa.

    La lascio in compagnia del suo Gesù.

    Abbiamo un solo affare da trattare ogni giorno ed è la nostra santificazione.

    Prenda le cose come provenienti dal Signore, per la nostra santificazione.

    Le virtù non si possono praticare senza che si presentino le occasioni di esercitarle.

    Le raccomando la presenza del Signore e di fare spesso tra giorno qualche atto d'amore verso di Lui.

    Figlie mie, siate piccole, perché quando si sta basse, Gesù si avvicina con più affetto, Gesù si consola. Piccoline, piccoline, figlie mie!

    Cercate l'ultimo posto, figliole, perché ivi troverete Gesù. Lui solo sia testimone dei vostri sacrifici.

    Le croci producono frutti meravigliosi ed è onore essere crocifissi con Gesù e per Gesù.

    Il Signore la benedica e le dia quella felicità che anche in terra le fa godere un paradiso anticipato.

    Il suo trattare con tutti sia umile, dolce, rispettoso.

    L'umiltà è il fondamento della perfezione cristiana.



    VOLONTA’ DI DIO

    Pensiero a Dio, il cuore a Dio, la mano per Iddio!

    Paradiso, paradiso... solo lassù troveremo tutto e ameremo per sempre il Signore.

    Vedi di camminare sempre alla presenza del tuo divin Sposo e di fare ogni cosa che sia a Lui cara.

    Lasciamo fare al Signore! Abbandoniamoci totalmente a Lui!

    Preghiamo e stiamo rassegnati a quanto il Signore si degnerà disporre per noi.

    Gettiamoci quali strumenti nelle mani della divina Provvidenza che si avvalga di noi a maggiore suo grado.

    A corpo morto si getti al divino volere ed avrà la tranquillità dello spirito e niente la turberà.

    Preghi per avere lumi di ben conoscere la volontà del Signore.

    Faccia il Signore di me quello che vuole, che non domando altro che fiat voluntas tua.

    La prova di amare Iddio è quella di patire per suo amore.

    Il Signore tutto permette per il nostro bene e vuole anche dal male ricavare il bene per la maggior sua gloria.



    PENSIERI VARI

    Ti lascio nei SS. Cuori di Gesù, Maria, Giuseppe, dandoti la santa benedizione.

    Abbi sempre i tuoi occhi rivolti alla Madonna ed a suo onore fa' atti di perfetta uniformità al suo divin Figlio.

    Ricorri con grande confidenza alla nostra Mamma, la Madonna, in ogni tuo bisogno.

    Nei tuoi bisogni spirituali abbi sempre per tuo Maestro San Giuseppe.

    Continui a confidare in san Giuseppe che non mancherà di proteggerla in ogni bisogno.

    Confida nella nostra divina Madre e nel nostro caro padre San Giuseppe.

    Io ogni giorno ti avrò presente all'Altare.

    Guarda il Santissimo Cuore di Gesù che, aperto, ti invita ad entrarvi, dove troverai lumi e consolazioni celesti.

    Vedo che il Signore ti vuole assai bene, dandoti molte occasioni di tesoreggiare per al vita eterna.

    Grande umiltà e carità, grande mansuetudine in ogni incontro, e tutto andrà bene.

    Ogni felicità il Buon Iddio conceda loro nell'avvicinarsi della feste natalizie ed il novello anno.

    Prossimi alla feste pasquali, ve le auguriamo felici e ripiene delle più elette consolazioni nel Signore.

    La venuta di Gesù Cristo è una testimonianza dello svisceratissimo amore di Dio verso di noi.

    La venuta del divin Redentore è una venuta d'Amore verso di noi, sue creature.

    Ti lascio nei SS. Cuori di Gesù, Maria, Giuseppe nei quali spesso vogliamo trovarci.


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