Efectivamente, las Hermanas de la Providencia continúan difundiendo su mensaje de total confianza en Dios y de un incondicional amor a los pobres, a los niños y a los adultos, enfermos, ancianos y a las familias pobres. En Italia, Brasil y Uruguay, en Togo, Costa de Marfil y Benin, en la India, Bolivia, Rumania, Moldavia, Myanmar y Tailandia.
Continúa la obra del Padre Luis en la humildad de un fidelísimo servicio diario de sus “fiutis” (hijitas), como le gustaba llamarlas en friulano a sus religiosas.
San Luis, más que nunca, está ahora vivo en el amor evangélico que impulsa a las Hermanas de la Providencia a traspasar las nuevas fronteras del sufrimiento de esta humanidad inquieta, a transmitir el testimonio más verdadero por la nueva evangelizaciòn, que para el santo friulano tenía un solo nombre y un único método: “Caridad, caridad, salvar las almas y salvarlas con la caridad”.
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