En enero de 2002, un grupo de 35 Hermanas birmanas se adhirió a la Congregación de las Hermanas de la Providencia de San Luis Scrosoppi.
En efecto, el bello grupo era demasiado pequeño para continuar solo en una zona fronteriza y en medio de obstáculos de diferente tipo.
De esta manera se pudo asegurar la continuidad del anuncio evangélico en una tierra difícil donde la gente, aunque no lo sabe, tiene sed de Jesús y de su Palabra.
En efecto, el bello grupo era demasiado pequeño para continuar solo en una zona fronteriza y en medio de obstáculos de diferente tipo.
De esta manera se pudo asegurar la continuidad del anuncio evangélico en una tierra difícil donde la gente, aunque no lo sabe, tiene sed de Jesús y de su Palabra.
La pequeña congregación, que tenía algunos decenios de vida, se siente ahora acogida con alegría en una congregación más grande con la que ya forma un único cuerpo.
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